Gente linda ♥

martes, 11 de mayo de 2010

el tiempo no termina nunca

Entonces nuevamente, la embargó una profunda paz y Veronika volvió a contemplar el cielo estrellado, con la luna en cuarto creciente –su favorita- llenando con suave luz el lugar donde se encontraba. Retornó la sensación de que el Infinito y la Eternidad eran inseparables, y bastaba contemplar a uno de ellos –como el Universo sin límites- para notar la presencia del otro, el tiempo que no termina nunca, que no pasa, que permanece en el Presente, donde están todos los secretos de la vida.

Ella había sido capas de odiar tan fuerte y tan intensamente que no habían quedado rastros de rencor en el corazón. Había dejado que sus sentimientos negativos, reprimidos durante años en su alma, salieran finalmente a la superficie. Ella los había sentido, y ahora ya no los necesitaba más: podían partir.

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